viernes, 31 de mayo de 2013

Homilia Corpus Christi 2013 del Papa Francisco

Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco en la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo que se celebró el pasado jueves 30 en Plaza San Pedro

Queridos hermanos y hermanas:


En el Evangelio que hemos escuchado hay una expresión de Jesús que me sorprende siempre: “Denles ustedes de comer” (Lc 9,13). Partiendo de esta frase, me dejo guiar por tres palabras: seguimiento, comunión, compartir.


1.- Ante todo: ¿quiénes son aquellos a los que dar de comer? La respuesta la encontramos al inicio del pasaje evangélico: es la muchedumbre, la multitud. Jesús está en medio a la gente, la recibe, le habla, la sana, le muestra la misericordia de Dios; en medio a ella elige a los Doce Apóstoles para
permanecer con Él y sumergirse como Él en las situaciones concretas del mundo. Y la gente lo sigue, lo escucha, porque Jesús habla y actúa de una manera nueva, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien dona la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor. Y la gente, con gozo, bendice al Señor.

Esta tarde nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros intentamos seguir a Jesús para escucharlo, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarlo y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don a Él y a los demás. 


2.- Demos un paso adelante: ¿de dónde nace la invitación que Jesús hace a los discípulos de saciar ellos mismos el hambre de la multitud? Nace de dos elementos: sobre todo de la multitud que, siguiendo a Jesús, se encuentra en un lugar solitario, lejos de los lugares habitados, mientras cae la tarde, y luego por la preocupación de los discípulos que piden a Jesús despedir a la gente para que vaya a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida (cfr. Lc 9, 12). Frente a la necesidad de la multitud, ésta es la solución de los apóstoles: que cada uno piense en sí mismo: ¡despedir a la gente! ¡Cuántas veces nosotros cristianos tenemos esta tentación! No nos hacemos cargo de la necesidad de los otros, despidiéndolos con un piadoso: “¡Que Dios te ayude!”. Pero la solución de Jesús va hacia otra dirección, una dirección que sorprende a los discípulos: “denles ustedes de comer”. Pero ¿cómo es posible que seamos nosotros los que demos de comer a una multitud? “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Pero Jesús no se desanima: pide a los discípulos hacer sentar a la gente en comunidades de cincuenta personas, eleva su mirada hacia el cielo, pronuncia la bendición parte los panes y los da a los discípulos para que los distribuyan. Es un momento de profunda comunión: la multitud alimentada con la palabra del Señor, es ahora nutrida con su pan de vida. Y todos se saciaron, escribe el Evangelista.

Esta tarde también nosotros estamos en torno a la mesa del Señor, a la mesa del Sacrificio eucarístico, en el que Él nos dona su cuerpo una vez más, hace presente el único sacrificio de la Cruz. Es en la escucha de su Palabra, en el nutrirse de su Cuerpo y de su Sangre, que Él nos hace pasar del ser multitud a ser comunidad, del anonimato a la comunión. La Eucaristía es el Sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en Él. Entonces
tendremos todos que preguntarnos ante el Señor: ¿cómo vivo la Eucaristía? ¿La vivo en forma anónima o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con tantos hermanos y hermanas que comparten esta misma mesa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas?

3.- Un último elemento: ¿de dónde nace la multiplicación de los panes? La respuesta se encuentra en la invitación de Jesús a los discípulos “Denles ustedes”, “dar”, compartir. ¿Qué cosa comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son justamente esos panes y esos peces que en las manos del Señor sacian el hambre de toda la gente. Y son justamente los discípulos desorientados ante la incapacidad de sus posibilidades, ante la pobreza de lo que pueden ofrecer, los que hacen sentar a la muchedumbre y distribuyen - confiándose en la palabra de Jesús - los panes y los peces que sacian el hambre de la multitud. Y esto nos indica que en la Iglesia pero también en la sociedad existe una palabra clave a la que no tenemos que tener miedo: “solidaridad”, o sea saber `poner a disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque solo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda, dará frutos. Solidaridad: ¡una palabra mal vista por el espíritu mundano!

Esta tarde, una vez más, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su cuerpo, se hace don. Y también nosotros experimentamos la “solidaridad de Dios” con el hombre, una solidaridad que no se acaba jamás, una solidaridad que nunca termina de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo, la muerte. También esta tarde Jesús se dona a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida en los momentos en los que el camino se hace duro, los obstáculos frenan nuestros pasos. Y en la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, aquel del servicio, del compartir, del donarse, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si es compartido, se convierte en riqueza, porque es la potencia de Dios, que es la potencia del amor que desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.
Esta tarde entonces preguntémonos, adorando a Cristo presente realmente en la Eucaristía: ¿me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor que se dona a mí, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño espacio y no tener miedo de donar, de compartir, de amarlo a Él y a los demás?
Seguimiento, comunión, compartir. Oremos para que la participación a la Eucaristía nos provoque siempre: a seguir al Señor cada día, a ser instrumentos de comunión, a compartir con Él y con nuestro prójimo aquello que somos. Entonces nuestra existencia será verdaderamente fecunda. Amen. 

sábado, 25 de mayo de 2013

Tedeum 25 de mayo en Luján - Mons. Agustín Radrizzani

Homilía de monseñor Agustín Roberto Radrizzani, arzobispo de Mercedes-Luján en el Tedeúm del 25 de Mayo (Basílica Nuestra Señora de Luján, 25 de mayo de 2013) 

Saludo protocolar…. 

Queridos hermanos todos en el Señor: en este tiempo celebrativo del bicentenario de nuestra patria: 2010 -2016, nos encontramos en la casa de nuestra madre y patrona, Nuestra Señora de Luján, para dar gracias a Dios por este nuevo aniversario, conmemorando los 203 años del primer gobierno patrio. ¡Te Deum laudamus! A ti Dios nuestra alabanza por tantos beneficios concedidos. 

Este marco de acción de gracias tiene una connotación histórica particular y absolutamente gratuita, como todos los dones de Dios: la alegría de contar con el querido Papa Francisco, un hijo de nuestra patria y de nuestra Iglesia, a quien Jesús llamó como obispo de Roma, sucesor del apóstol Pedro, sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Los cardenales han querido elegir un papa fuera de Europa, procedente del tercer mundo, de sud América y argentino. 

El ha querido adoptar el nombre de Francisco y conocemos por sus propias palabras que lo hizo en atención al santo de Asís, en el cual brillaron el amor a la pobreza evangélica, el amor a la paz y el amor por la creación. Tres realidades que hoy continúan reclamando toda nuestra atención para vivir de un modo más digno este mundo que compartimos. 

Al pensar en estas reflexiones, vino a mi memoria el famoso discurso de Martin Luther King (1), señero en la historia de los derechos humanos que inmortalizara, pocos años antes de su asesinato, con la famosa frase: Yo tengo un sueño…(I have a dream). Permítanme también expresar cómo sueño a esta tierra bendita que habitamos, iluminando los pensamientos con frases del Papa Francisco recientemente pronunciadas. 
Me apoyaré en los tres amores de San Francisco señalados anteriormente: 

Con respecto al amor a la pobreza: 
En el encuentro con los periodistas que habían cubierto desde Roma la elección papal, el Pontífice explicó que “Durante las elecciones, tenía al lado al arzobispo emérito de San Pablo, y también prefecto emérito de la Congregación para el clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran amigo,... Cuando la cosa se ponía un poco peligrosa –dice–, él me confortaba. 

Y cuando los votos subieron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque había sido elegido. Y él me abrazó, me besó, y me dijo: «No te olvides de los pobres». Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís” (2)

La Argentina de hoy “tiene demasiados pobres y excluidos, los cuente quien los contare… Lo que hay detrás de los números son personas, hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños. No se trata sólo de un problema económico o estadístico. “Es primariamente un problema moral que nos afecta en nuestra dignidad más esencial”… No podemos admitir que se consolide una sociedad dual. –Decía hace poco más de tres años el entonces Cardenal Bergoglio– “Más allá de los esfuerzos que se realizan, debemos reconocer que somos una sociedad injusta e insolidaria que ha permitido, o al menos consentido, que un pueblo otrora con altos índices de equidad sea hoy uno de los más desiguales e injustos de la región” (3)

Sueño, y creo que todos los hombres de buena voluntad comparten este sueño, con una patria más equilibrada socialmente, donde quien tiene comparta y no solo acumule y quien no tiene pueda ser aliviado en su necesidad dignamente: pudiendo encontrar un trabajo que le de bienestar para él y su familia; una educación que lo saque del aislamiento y lo haga capaz de abrirse horizontes justos y liberadores; una acceso a la salud que le permita desarrollarse en igualdad de condiciones; una inclusión social que lo haga protagonista y no solo receptor de ayudas. Es mucho lo que se viene haciendo, pero es mucho todavía lo que falta para crecer en justicia y hermandad. Al concluir este primer punto no puedo dejar de citar lo que el Papa Francisco dijo a los periodistas en el encuentro que he referido: “como me gustaría una Iglesia pobre para los pobres” 

Con respecto a la paz: 
En su Mensaje para la Cuaresma de este año el entonces cardenal primado de la Argentina manifestaba que “Poco a poco nos acostumbramos a oír y a ver, a través de los medios de comunicación, la crónica negra de la sociedad contemporánea, presentada casi con un perverso regocijo, y también nos acostumbramos a tocarla y a sentirla a nuestro alrededor y en nuestra propia carne. El drama está en la calle, en el barrio, en nuestra casa y, por qué no, en nuestro corazón. Convivimos con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos en tantos países del mundo. (…). El sufrimiento de inocentes y pacíficos no deja de abofetearnos; el desprecio a los derechos de las personas y de los pueblos más frágiles no nos son tan lejanos; el imperio del dinero con sus demoníacos efectos como la droga, la corrupción, la trata de personas –incluso de niños– junto con la miseria material y moral son moneda corriente. (…). Nuestros errores y pecados como Iglesia tampoco quedan fuera de este gran panorama. Los egoísmos más personales justificados, y no por ello más pequeños, la falta de valores éticos dentro de una sociedad que hace metástasis en las familias, en la convivencia de los barrios, pueblos y ciudades, nos hablan de nuestra limitación, de nuestra debilidad y de nuestra incapacidad para poder transformar esta lista innumerable de realidades destructoras. (…)” (4) 

La paz es un don de Dios, brota de la reconciliación y de la derrota del pecado en todas sus formas conseguida por la muerte y resurrección de Cristo: sólo en El encontramos la verdadera paz. Sueño con que esa paz brote de corazones renovados por el amor de Dios, corazones humildes que sepan perdonar para poder ser perdonados y así podamos recomenzar con la esperanza que el Señor nos regala. 

Con respecto al amor por la creación: 
Finalizando la explicación de la elección de su nombre el Santo Padre afirma que San Francisco es “el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena,…” 

Al respecto, el año pasado, los Obispos de la Patagonia en su declaración sobre la minería a cielo abierto manifestaron la necesidad de un compromiso serio para “garantizar que los pueblos y zonas cercanas a los emprendimientos mineros puedan mantener: su forma de vida, sus trabajos, sus costumbres productivas, su agua, sus cerros, sus bosques… La voluntad política de un efectivo control social sobre tales emprendimientos;…” 

Por esto sueño con una nación donde se multipliquen las fuentes de trabajo aquí y en el interior de nuestra Patria, pero nunca el afán de ganancias debe ir en desmedro de lo que Dios nos dio en esta maravillosa tierra argentina. 

Decía el Papa el día en que iniciaba su ministerio petrino: “Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos” (5)

Sueño con la “ecología humana”, es decir la interrelación del hombre con todo lo que existe. La tierra no soporta más la explotación del ser humano y se hace necesaria una armonía con el entorno, sin romper el equilibrio natural con la tierra que es la casa común, debemos cuidarla y eso nos corresponde como humanidad. No bastan los esfuerzos aislados. En este sueño también entra el respeto a la vida en todas sus formas y fases, en todas las condiciones, especialmente las más vulnerables. 

Para finalizar, queridos hermanos, deseo agradecer, en la persona de nuestra presidenta, al Estado Nacional que destinó aportes importantes para hacer realidad el compromiso asumido en su primer decreto por el entonces Presidente de la República, el Dr. Néstor Kirchner. Sin esta asistencia no hubiera sido posible regalarles a los argentinos la renovada belleza de esta casa que nos cobija a todos. 

En la conclusión de este Te Deum, al tiempo de agradecer a Dios y a nuestros hermanos también queremos anunciar a Jesucristo. “Podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, algo no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, Esposa del Señor” (6). Por eso abramos nuestro corazón a la esperanza sabiendo que como Dios nos acompañó en el pasado, nos acompañará también en el futuro. 

Hay unas palabras que el Papa Francisco dirigió en comunicación telefónica desde Roma a los jóvenes que hacían una vigilia de oración en la Catedral de Buenos Aires el 19 de marzo a la madrugada, son muy sencillas y muy claras: “Les quiero pedir un favor, que caminemos juntos todos. Cuidémonos los unos a los otros. Cuídense entre ustedes. No se hagan daño. 

Cuídense… cuiden a los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odios, que no haya peleas. Dejen de lado la envidia. No le saquen el cuero a nadie. Dialoguen. Que entre ustedes este deseo de cuidarse vaya creciendo en el corazón…” 

Caminemos con esperanza, con fe y vivamos el amor fraterno desde una solidaridad cada vez mayor. No lo hacemos solos o meramente desde nuestra voluntad. El Señor camina con nosotros, está vivo, nos espera, nos busca, nos perdona y nos impulsa a formar una verdadera familia. El Papa Francisco el día 8 de mayo pasado, fiesta de la Virgen de Luján, decía en la plaza de San Pedro en Roma: “Deseo hacer llegar a todos los hijos de esas queridas tierras argentinas mi sincero afecto, a la vez que pongo en manos de la Santísima Virgen todas sus alegrías y preocupaciones”. Que ella interceda ante su hijo Jesucristo, Señor de la historia, para que nos conceda la alegría de vivir en este querido suelo argentino con justicia, libertad y amor. 

Señor, aquí estamos ante ti para ser agradecidos por nuestra Patria, por los que habitan este suelo argentino, por tener en el cura Brochero, próximo beato, un hombre de Dios y de su pueblo, por habernos regalado un papa de nuestra tierra y por los millones de hermanos que creen en vos y luchan por una Argentina mejor. 

Concédenos seguir caminando hacia este cielo nuevo y tierra nueva donde todos podrán participar en la nueva creación. Amén 

Mons. Agustín Radrizzani, arzobispo de Mercedes-Luján 


Notas:
(1) Martin Luther King, discurso, pronunciado el 28 de agosto de 1963 desde las escalinatas del Monumento a Lincoln durante la Marcha en Washington por el trabajo y la libertad. 
(2) SS Francisco, Encuentro con los representantes de los medios de comunicación. Vaticano, 16 de marzo de 2013. 
(3) Bergoglio, Jorge Mario. Conferencia en la XIII Jornada Arquidiocesana de Pastoral Social. 16 de octubre de 2010. 
(4) Bergoglio, Jorge Mario. Homilía miércoles de cenizas. 13 de febrero de 2013. 
(5) SS Francisco, Homilía en la inauguración de su ministerio petrino. Vaticano, 19 de marzo de 2013. 
(6) SS Francisco, Homilía en la Santa misa con los Cardenales. 14 de marzo de 2013.

Palabra de Monseñor Mario Poli en el Te Deum del 25 de mayo de 2013

Te Deum - 25 de mayo de 2013

Primera Lectura (Eclesiástico 2, 1-6; 8-9; 10-11; 16-18)

Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, sé firme, y no te inquietes en el momento de la desgracia. Únete al Señor y no te separes, para que al final de tus días seas enaltecido. Acepta de buen grado todo lo que te suceda, y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación. Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación. Confía en él, y él vendrá en tu ayuda, endereza tus caminos y espera en él.  Los que temen al Señor, tengan confianza en él, y no les faltará su recompensa. Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, el gozo duradero y la misericordia. Fíjense en las generaciones pasadas y vean: ¿Quién confió en el Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y no fue tenido en cuenta? Porque el Señor es misericordioso y compasivo, perdona los pecados y salva en el momento de la aflicción. Los que temen al Señor tienen el corazón bien dispuesto y se humillan delante de él: «Abandonémonos en las manos del Señor y no en las manos de los hombres, porque así como es su grandeza es también su misericordia».

Salmo 136

1 ¡Aleluya! ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
2 ¡Den gracias al Dios de los Dioses,
porque es eterno su amor!

Evangelio (San Marcos 9, 30-37)


Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará». Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: «¿De qué hablaban en el camino?». Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos». Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: «El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado».

Queridos hermanos y compatriotas:

Una vez más nos convoca la fe que profesamos, para dar gracias al Dios que nos da la vida y el aliento (Hch 17,25), el que nos ha llamado a la existencia para vivir, convivir y compartir solidariamente la Patria de todos, la que guarda en la memoria el valioso acervo bicentenario de nuestro pueblo. Porque en aquel Mayo inolvidable, por el arrojo y contundente vocación de libertad de nuestros héroes nacionales, decidieron darnos, no sin sacrificios, renunciamientos y ofrendas de vidas, la posibilidad de un destino e identidad común. El argentino que cree en la fraternidad y no claudica en construir la unidad, siente que esos momentos fundacionales son un valioso y obligado punto de referencia para imaginar y pensar una Nación donde no haya excluidos, como lo soñaron quienes hoy recordamos con gratitud de familia. Digo familia porque la Nación de hoy es como una herencia grandiosa repartida entre hermanos, pero que no da frutos si no mantenemos la integridad del patrimonio heredado.

Es en la escucha de la Palabra de Dios que siempre encontraremos una fuente inagotable de inspiración. La Palabra iluminó nuestra historia y sostuvo la vocación de hombres y mujeres que nos precedieron en el camino recorrido. En sus sueños y proyectos encontramos a menudo una apertura espontánea a la escucha de la Palabra buena y verdadera, que edifica, convoca a la unidad y da fuerzas en la adversidad. Escuchar y poner por obra la Palabra Sagrada nos hace sabios, porque dejamos entrar a Dios y su providencia en nuestro mundo, en nuestros ideales. Si escuchamos la Palabra y la ponemos en práctica, podemos decir que hemos dado gracias a Dios, celebramos bien el Te Deum, porque “es la Palabra misma la que nos lleva hacia los hermanos; es la Palabra que ilumina, purifica, convierte.”( Verbum Domini, 93)

El primer texto que escuchamos pertenece al libro de la Sabiduría y nos dice que “si te decides a servir a Dios, prepara tu alma para la prueba”. Es sabido que al asumir un compromiso de servicio a los demás, los reveses vienen solos, no hay que buscarlos. Ante ellos, hay quienes se hacen fuertes en su propia experiencia, en su modo de resolver según los recursos humanos. Nuestros mayores nos enseñaron otro camino y es depositar nuestra confianza en Dios, que nos invita a aceptar de buen grado todo lo que suceda, y a ser pacientes en la humillación y a confiar. “Confía en él, y él vendrá en tu ayuda, endereza tus caminos y espera en él.” La confianza no es pasividad, sino la sabia actitud del que busca a Dios como aliado y amigo fiel, quien siempre nos escucha, sobre todo cuando los problemas nos superan y nos pasan por encima. El que confía en Dios, no deja de hacer lo que sabe y le toca, pero deja abierta la puerta si confía en él –dice la Biblia-, y “él vendrá en su ayuda”: solo le pide que enderece sus caminos y ponga su esperanza en él. Dios Padre −que bendijo nuestra Nación desde su origen−, la sigue amando, porque “es eterno su amor”, reza el Salmo.

Al elevar con nuestras voces el Te Deum, rezamos por una comunión que va más allá de simples convenciones de ocasión; debemos apostar por una comunión que no le tenga miedo a la variedad de ideas, porque una convivencia razonable tiene la capacidad de construir la unidad deseada a partir de la saludable diversidad de personas, que lejos de confundirla, más bien la manifiesta. Es cierto que la democracia en la Argentina ha transitado una dolorosa experiencia de enfrentamientos, pero no faltaron también tiempos en que hubo acuerdos fundamentales, como lo fueron la Constitución Nacional y las provinciales, y otros tantos momentos felices y beneficiosos para nuestro pueblo. Si queremos, sabemos cómo encontrarnos; en nuestra historia hay virtuosos ejemplos de convivencia, tolerancia y diálogo fecundo: gracias a ellos se superaron desencuentros. Después de 200 años no perdemos la esperanza de hacer juntos el camino.

La proclamación del Evangelio de Jesús nos recuerda un principio vital para la construcción de la ciudadanía: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos». Lo dice en el contexto en el que sus discípulos buscaban una grandeza según categorías humanas, movidos por la ambición de privilegios, autoridad y poder. Pero el que vino a servir y no a ser servido, les propone un camino real y verdadero, el que nos lleva a considerar a los otros como superiores a nosotros mismos. A la luz de esta enseñanza, en todos los órdenes de la vida, la grandeza de una persona se mide por su espíritu de servicio, que es fuente renovable de felicidad y alegría. La manifiesta preferencia de Jesús por los niños nos invita a pensar que desde su concepción hasta su madurez, la opción será servirlos y cuidarlos con pasión.

Este es un Te Deum singular, pues no podemos silenciar el hecho de que dos compatriotas hayan sido elegidos por Dios para alegría de nuestra gente. Me refiero primero a que el Pbro. José Gabriel del Rosario Brochero (1840-1914), o mejor, el Señor Cura Brochero, como lo llamaban sus paisanos cordobeses de traslasierra, será beatificado en septiembre próximo. Así tendremos en el cielo y en los altares a uno de los nuestros muy cercano, quien, desde el Evangelio y con profundo amor a su gente, supo unir a su misión pastoral el servicio de promoción humana de una amplia zona, muy postergada en su tiempo. Su vida y su obra es una clara lección: nosotros no somos más que servidores. Además, cómo no mencionar la elección del Papa Francisco, el que fuera nuestro querido Cardenal Bergoglio, ahora como pastor supremo de la Iglesia que peregrina entre los hombres. Hagámonos eco de sus palabras al comienzo de su ministerio como Pontífice: “Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.”

Los argentinos tenemos sobrados motivos para confirmar nuestra esperanza, la que nos hace mirar el futuro con serenidad, pues las promesas del Señor de permanecer con nosotros hasta el fin, alimentan la alegría del camino y son luz anticipada en la aurora de un nuevo tiempo para la Patria.
                                                                        

                                                                                                 +Mario Aurelio Poli

martes, 21 de mayo de 2013


VIGILIA DE PENTECOSTÉS CON LOS MOVIMIENTOS DE LA NUEVA COMUNIDADES, 
asociaciones y grupos de laicos

EL SANTO PADRE FRANCISCO
Plaza de San Pedro
Sábado, 18 de mayo 2013

Al comienzo hubo 4 preguntas y luego una respuesta. Aquí una traducción del italiano...

Pregunta 1
"La verdad cristiana es atrayente y persuasiva, ya que responde a la necesidad profunda de la existencia humana, anunciando de manera convincente que Cristo es el único Salvador de todo el hombre y de todos los hombres." Padre Santo, estas Sus palabras han impresionado profundamente: expresan en una experiencia directa y radical que cada uno de nosotros quiere vivir por encima de todos en el ' Año de la Fe y de la peregrinación que nos ha traído aquí esta noche.Estamos en frente de usted para renovar nuestra fe, para confirmarla, para fortalecerlo. Sabemos que la fe no puede ser una vez por todas. En las palabras de Benedicto XVI en Porta fidei : "La fe no es un prerrequisito obvio." Esta afirmación no sólo sobre el mundo, los otros, la tradición de la que venimos: esta afirmación se refiere principalmente a cada uno de nosotros. Muchas veces nos damos cuenta de que la fe es una rama de la novedad, el comienzo de un cambio, pero luego invertimos todas las dificultades de la vida. No se convierte en la fuente de todo nuestro saber y actuar.
Santidad, ya que puede tener vida en su alcance la certeza de la fe?
Nos muestra de qué manera, ya que cada uno de nosotros puede superar la debilidad de la fe?

Pregunta 2
Padre Santo, mi vida diaria es una experiencia como muchos otros. Trato de vivir su fe en el lugar de trabajo, en contacto con otras personas como su sincera bien recibido en el encuentro con el Señor. Somos, somos "los pensamientos de Dios" atropellado por un misterioso amor que nos dio la vida. Yo enseño en una escuela y esta conciencia me da motivos para apasionarse por mis hijos y también a sus colegas. Muchas veces compruebo que muchos buscan la felicidad en muchos itinerarios individuales en los que la vida y sus grandes preguntas a menudo se reducen a la materialidad de los que quieren tenerlo todo y permanece perpetuamente insatisfecho o el nihilismo en el que nada tiene sentido. Me pregunto cómo la propuesta de la fe, que es la de un encuentro personal, una comunidad, un pueblo, va a llegar al corazón del hombre y de la mujer de nuestro tiempo. Estamos hechos para el infinito - "jugado la vida por cosas grandes", dijo recientemente - y sin embargo, todo lo que nos rodea y para nuestros jóvenes parece decir que usted tiene que conformarse con respuestas mediocres, inmediatos, y que el hombre debe adaptarse a la final sin tratar de otra. A veces estamos intimidados, como los discípulos en la víspera de Pentecostés.
La Iglesia nos invita a la Nueva Evangelización. Creo que todos los que estamos aquí sienten fuertemente este desafío, que está en el corazón de nuestras experiencias. Así que les pido, Padre Santo, para que me ayude, y todos nosotros entender cómo vivir este desafío de nuestro tiempo.¿Qué es para usted lo más importante que tenemos todos los movimientos, asociaciones y comunidades deben implementar la tarea que estamos llamados? ¿Cómo comunicar eficazmente la fe hoy?

Pregunta 3
Santo Padre, me escuchó con emoción oír las palabras que dijo a los reporteros después de su elección: "¿Cómo sería una Iglesia pobre y de los pobres." Muchos de nosotros estamos comprometidos en obras de caridad y justicia, somos parte activa de la presencia establecida de la Iglesia allí donde el hombre sufre. Yo soy un empleado, mi familia y yo lo que puedo, me comprometo personalmente en el barrio y ayudar a los pobres. Pero esto no se siente bien. Me gustaría poder decir con la Madre Teresa: todo es para Cristo. La gran ayuda para tener esta experiencia son los hermanos y hermanas de mi comunidad que están comprometidos con el mismo fin. Y en este empeño, nos sostiene la fe y la oración. La necesidad es grande. Ella nos recordó: ".. Todavía hay mucha gente pobre en el mundo y la cantidad de sufrimiento conocer a estas personas" Y la crisis ha exacerbado todo lo que pienso de la pobreza que aflige a muchos países y que se enfrenta en el mundo del bienestar, la falta de trabajo, los movimientos migratorios masivos, la nueva esclavitud, el abandono y la soledad de muchas familias, muchos ancianos y muchas personas que no tienen hogar o el trabajo.
Déjame preguntarte, Santo Padre: que me gusta y que todos podamos vivir una Iglesia pobre y para los pobres? De esta manera el paciente es una cuestión de fe? A todos nos gusta los movimientos y asociaciones laicales, como contribución concreta y eficaz que podemos hacer a la Iglesia y de la sociedad para hacer frente a esta crisis que afecta a la ética pública, el modelo de desarrollo, la política, en definitiva, una nueva manera de ser hombres y mujeres ?

Pregunta 4
Turismo, construcción, confiesa. Este su "programa" para una Iglesia-movimiento, así que al menos tengo la sensación de entender la homilía de inicio de su pontificado, se consoló y animó.Consolada, porque nos encontramos en una profunda unidad de la comunidad cristiana con la familia y con la Iglesia universal. Alentados, porque en un sentido que nos obligó a quitar el polvo del tiempo y la superficialidad de nuestra adhesión a Cristo. Pero debo decir que no puedo superar la sensación de ansiedad que me provoca una de estas palabras: confesar. Confiesa que es testigo de la fe. Pensamos que muchos de nuestros hermanos y hermanas que están sufriendo a causa de ella, como hemos escuchado antes. ¿Quién en la mañana del domingo para decidir si ir a misa porque sabe que va a misa arriesgando su vida. Para aquellos que se sienten rodeados y discriminados de la fe cristiana en muchos, muchos lugares de nuestro mundo.
Frente a estas situaciones, parece que mi confiesan, nuestro testimonio es tímido y torpe. Nos gustaría hacer más, pero ¿qué? Y la forma de ayudar a nuestros hermanos y hermanas? Cómo aliviar su sufrimiento no poder hacer nada, o muy poco, para cambiar su contexto político y social?

Las respuestas del Santo Padre Francisco

Buenas tardes a todos!
Me alegro de conocerte y todo el mundo nos reunimos en esta plaza para orar, para estar unidos y esperar a que el don del Espíritu. Yo conozco tus preguntas y pensé en ello - esto, entonces, no deja de tener conocimiento! En primer lugar, la verdad! Aquí he escrito.
El primero - "ya que ha logrado en su vida, la certeza de la fe, y el camino que indica por qué cada uno de nosotros puede ganar la fragilidad de la fe?" - Es una cuestión histórica, porque se trata de mi historia, la historia de mi vida!
He tenido la suerte de crecer en una familia en la que se vive la fe de una manera sencilla y concreta, pero fue sobre todo mi abuela, la madre de mi padre, que ha marcado mi camino de fe.Ella era una mujer que nos explicó, se habló de Jesús, nos enseña el Catecismo. Siempre recuerdo que el Viernes Santo nos llevaba por la tarde, la procesión de las velas, y al final de la procesión llegó el "yacente Cristo", y que la abuela hizo - nosotros, los niños - arrodillamos y nos dijo: "Mira, está muerto , pero mañana se levanta. " He recibido el primer anuncio de la derecha cristiana por esta mujer, de mi abuela! It 's hermoso, esto! El primer anuncio de la casa, con la familia! Y esto me hace pensar en el amor de muchas madres y abuelas de muchos en la transmisión de la fe. Ellos son los que transmiten la fe. Esto también ocurrió en los primeros días, ya que St. Paul dijo a Timoteo: "Recuerdo la fe de tu madre y tu abuela" (cf. 2 Tim 1:05). Todas las madres que están aquí, todas las abuelas, piense en esto! Transmisión de la fe. Debido a que Dios nos pone al lado de las personas que ayudan a nuestro camino de fe. No encontramos la fe en abstracto, no!Siempre es una persona que predica, que nos dice quién es Jesús, que nos da la fe, nos da el primer aviso. Y así fue la primera experiencia de la fe que tenía.
Pero hay un día muy importante para mí: 21 de septiembre del '53. Tenía casi 17 años. Era el "Día del Estudiante", para nosotros el día de la primavera - de que es el día del otoño. Antes de ir a la fiesta, se encuentran en la parroquia donde yo iba, me encontré con un sacerdote, que no conocía, y yo sentí la necesidad de confesar. Esto fue para mí una experiencia de encuentro: me di cuenta de que alguien me estaba esperando. Pero yo no sé lo que pasó, no me acuerdo, no sé por qué era ese sacerdote allí, yo no lo sabía, porque me sentía esta necesidad de confesar, pero la verdad es que alguien me estaba esperando. Yo estaba esperando desde hace mucho tiempo. Después de la confesión me sentí que algo había cambiado. Yo no era el mismo. Me sentí como una llamada de voz: Estaba convencido de que tenía que ser sacerdote. Esta experiencia en la fe es importante.Decimos que debemos buscar a Dios, ir a Él para pedir perdón, pero cuando nos vayamos, Él está esperando por nosotros, Él es el primero! Nosotros, en español, tenemos una palabra que lo explica así: "El Señor siempre está ahí primerea "es en primer lugar, nos está esperando! Y esto es sólo una gran gracia para encontrar uno que te está esperando. Vas pecador, sino que está esperando que le perdone. Esta es la experiencia que los profetas de Israel, diciendo que el Señor se describe como la floración de los almendros, la primera flor de la primavera (cf. Jer 1:11-12).Antes de cualquier otra flor, él está ahí: el que espera. El Señor nos está esperando. Y cuando lo buscamos, nos encontramos con esta realidad: que Él está esperando para darnos la bienvenida, para darnos su amor. Y eso te lleva al corazón de una sorpresa que no creen, y por lo que está creciendo la fe! En un encuentro con una persona, con el encuentro con el Señor. Algunos dirán, "No, yo prefiero estudiar la fe en los libros." Lo 'importante estudiar, pero, mira, esto no es suficiente! Lo importante es el encuentro con Jesús, el encuentro con Él, y esto le da la fe, porque es él quien te da el! Mientras usted hablaba sobre la fragilidad de la fe, como lo hace para ganar. El mayor enemigo que tiene la fragilidad - Es curioso, ¿eh? - ¿Es el miedo. Pero el miedo no! Somos frágiles, y lo sabemos. Pero Él es más fuerte! Si usted va con él, no hay problema! Un niño es muy frágil - He visto muchos, hoy en día -, pero fue con su padre, con su madre: una es seguro! Con el Señor, estamos seguros. La fe crece con el Señor, acaba de salir de la mano del Señor, y esto nos hace crecer y nos hace fuertes. Pero si pensamos que podemos valerse por sí mismos ... Pensamos que lo que le sucedió a Pedro: "Señor, yo no te negaré" (cf. Mt 26,33-35), y luego cantó el gallo y se le había negado durante tres tiempos! (Cf. vv. 69-75). Creemos que, cuando tenemos demasiada confianza en nosotros mismos, que son más frágiles, más frágil. Siempre con el Señor! Y decir al Señor en la Eucaristía, es decir, la Biblia, la oración ... pero también en la familia, con la madre, incluso con ella porque es la que nos lleva al Señor, es la madre, es que lo sabe todo. Así que orar y pedirle a la Virgen María, como madre, me dejó más fuerte. Esto es lo que pienso sobre la fragilidad, por lo menos esa es mi experiencia. Una cosa que me hace fuerte todos los días es rezar el Rosario a la Virgen. Siento una fuerza tan grande, porque yo voy con ella y me siento fuerte.
Pasemos a la segunda pregunta.
"Creo que todos los que estamos aquí sienten fuertemente el desafío, el desafío de la evangelización, que se encuentra en el corazón de nuestras experiencias. Así que les pido, Padre Santo, para que me ayude, y todos nosotros entender cómo vivir este desafío de nuestro tiempo, lo que es para ella lo más importante que todos los movimientos, asociaciones y comunidades deben implementar la tarea a la que nos llamada. ¿Cómo comunicar eficazmente la fe hoy? ".
Sólo diré tres palabras.
El primero de ellos es Jesús . ¿Quién es el más importante? Jesús Si seguimos adelante con la organización, con otras cosas, con las cosas hermosas, pero sin Jesús, vamos hacia adelante, lo que está mal. Jesús es más importante. Ahora, me gustaría hacer un poco de reproche, pero fraternalmente entre nosotros. Todos ustedes han llorado en la plaza "Francis, Francis, Francis Pope." Pero, ¿dónde estaba Jesús? Quería que gritó: "¡Jesús, Jesús es el Señor, y está en medio de nosotros." De aquí en adelante, no "Francis", pero "Jesús"!
La segunda palabra es la oración . Mira el rostro de Dios, pero sobre todo - y esto tiene que ver con lo que dije antes - se siente vigilado. El Señor nos mira: buscamos primero. Mi experiencia es lo que experimento ante el sagrario [tabernáculo] cuando voy a orar por la tarde, delante del Señor. A veces me duermo un poco, y esto es cierto, porque un poco de "fatiga del día hace que se duerma. Pero Él me entiende. Y me siento mucho consuelo cuando pienso en él me mira.Pensamos que tenemos que orar, hablar, hablar, hablar ... No! Déjame ver de parte del Señor.Cuando Él nos mira, nos da fuerza y nos ayuda a dar testimonio de ello - porque la pregunta estaba en el testimonio de la fe, ¿no? En primer lugar, "Jesús", entonces "la oración" - creemos que Dios nos está llevando a cabo de la mano. A continuación, destacar la importancia de esto: para ser guiado por Él es la parte más importante de cualquier cálculo. Somos verdaderos evangelizadores dejándonos guiar por Él. Piense en Peter, tal vez él estaba tomando una siesta, y tuvo una visión, la visión de la hoja con todos los animales, y él oyó que Jesús le estaba diciendo algo, pero él no entendía. En ese momento, algunos no-Judios llegó a llamar a él para entrar en una casa, y vio cómo el Espíritu Santo estaba allí. Pedro fue guiado por Jesús para llegar a la primera evangelización de los gentiles, que no eran Judios, algo inimaginable en ese momento (cf. Hch 10,9-33). Y así, toda la historia, toda la historia! Ser guiado por el propio Jesús líder , nuestro líder es Jesús
Y tercero: el testimonio . Jesús, la oración - la oración, dejarse guiar por Él - y luego testigo. Pero me gustaría añadir algo. Esto se guiará por Jesús te trae sorpresas de Jesús Usted puede pensar que la evangelización debe programarlo en la mesa, pensando en estrategias, haciendo planes. Pero estas son herramientas, herramientas pequeñas. Lo importante es Jesús y ser guiado por Él. Entonces podemos hacer las estrategias, pero esto es secundario.
Por último, el testimonio : la comunicación de la fe sólo se puede hacer con el testigo, y que es el amor. No con nuestras ideas, pero con el Evangelio vivido en sus vidas y que el Espíritu Santo vive en nosotros. It 's como una sinergia entre nosotros y el Espíritu Santo, y esto lleva a los testimonios.La Iglesia para llevar a cabo los santos, que son los que dan este testimonio. Como el Papa Juan Pablo II y Benedicto XVI, el mundo de hoy tiene tanto necesita de testigos. No hay mucho de los profesores, sino a los testigos. No hable mucho, pero hablar con toda la vida: la coherencia de la vida, la consistencia de la vida! La consistencia de la vida es vivir el cristianismo como un encuentro con Jesús, que me lleva a la otra y no como un hecho social. Socialmente somos así, somos cristianos, y luego depositado en nosotros. No, eso no! El testimonio!
La tercera pregunta: "Déjame preguntarte, Santo Padre, como yo, y que todos podamos vivir una Iglesia pobre y de los pobres. De esta manera el paciente es una cuestión de fe? Todo como los movimientos Nosotros, las asociaciones, como contribución concreta y eficaz que podemos hacer a la Iglesia y de la sociedad para hacer frente a esta crisis que afecta a la ética pública "Lay - esto es importante! - El "modelo de desarrollo, la política, en definitiva, una nueva manera de ser hombres y mujeres?".
Recuperarse de los testimonios. En primer lugar, vivir el Evangelio es la contribución más importante que podemos hacer. La Iglesia no es un movimiento político, o una bien organizada: no es eso. No somos una ONG, y cuando la Iglesia se convierte en una ONG pierde sal, no tiene sabor, es sólo una organización vacía. Y en esto usted es inteligente, porque el diablo nos engaña, ya que existe el peligro presentado por la eficiencia. Una cosa es predicar a Jesús, otra cosa es la eficacia, sea eficiente. No, eso es otro valor. El valor de la Iglesia, en el fondo, es vivir el Evangelio y dar testimonio de nuestra fe. La Iglesia es la sal de la tierra, luz del mundo, está llamado a hacer presente en la sociedad de la levadura del Reino de Dios y hacerlo ante todo con el testimonio, el testimonio del amor fraterno, la solidaridad, el compartir. Cuando escuche algunos dicen que la solidaridad no es un valor, pero es una "actitud primaria" que debe desaparecer ... esto no puede ser! Usted está pensando en la eficacia meramente mundano. Los momentos de crisis, como la que estamos viviendo - pero antes dijo que "estamos en un mundo de mentiras" - estos momentos de crisis, tenemos cuidado, no consiste en la mera crisis económica, no es una crisis cultural. Lo 'una crisis humana: lo que está en crisis es el hombre! Y lo que puede ser destruido es el hombre! Pero el hombre es la imagen de Dios! Porque esto es una crisis profunda! En estos tiempos de crisis no podemos preocuparnos sólo de nosotros mismos, nos encerramos en la soledad, el desaliento, en el sentido de impotencia frente a los problemas. No te encierres, por favor! Este es un peligro que nos acercamos a la parroquia, con los amigos, en el movimiento, con aquellos con los que pensamos las mismas cosas ... pero ya sabes lo que pasa? Cuando la Iglesia se cierra, se enferma, se enferma. Piense en una habitación cerrada por un año, y al momento, no hay olor a humedad, hay tantas cosas que no son. Una iglesia cerrada lo mismo: es una Iglesia enferma. La Iglesia debe salir de sí mismo. ¿Dónde? Hacia la periferia de la existencia, sean lo que sean, pero dejar de fumar. Jesús nos dice: "Id por todo el mundo! Go! Predica! Dar testimonio del Evangelio "(cf. Mc16,15). Pero, ¿qué pasa si uno sale de sí mismo? Puede suceder que le puede pasar a todos los que se van a casa y ve a la calle: un accidente. Pero yo os digo: prefiero mil veces a la Iglesia dañada, ocasionados por un accidente, que una Iglesia está enfermo para el cierre! ¡Fuera, fuera!Piense también en lo que dice en el Apocalipsis. Dijo algo hermoso: que Jesús está a la puerta y llama, llama a entrar en nuestros corazones (cf. Ap 3,20). Este es el significado del Apocalipsis.Pero hágase esta pregunta: ¿cuántas veces Jesús se encuentra y llama a la puerta para salir, salir, y no vamos a dejar de salir, para nuestra seguridad, porque muchas veces se cierran en las estructuras caducas, que sólo sirven para hacernos esclavos, y Los niños no gratuitos de Dios? En esta "salida" es importante ir a la reunión, y esta palabra para mí es muy importante: el encuentro con los demás. ¿Por qué? Porque la fe es un encuentro con Jesús, y nosotros debemos hacer lo mismo que Jesús hace: conocer a otras personas. Vivimos en un choque de culturas, la cultura de la fragmentación, una cultura en la que yo no tengo que tirarlo a la basura, la cultura de los residuos.Pero en este punto, yo invito a pensar - y es parte de la crisis - los ancianos, que tienen la sabiduría de un pueblo, los niños ... la cultura del derroche! Pero tenemos que ir a la reunión y que creamos con nuestra fe de una "cultura de encuentro," la cultura de la amistad, una cultura en la que hay hermanos y hermanas, podemos hablar con aquellos que no piensan como nosotros, incluso aquellos con que tienen una fe diferente, que no tiene la misma fe. Todos ellos tienen algo en común con nosotros: son imágenes de Dios son hijos de Dios va a escuchar a nadie, sin negociar nuestros miembros. Y otro punto importante: con los pobres. Si salimos de nosotros mismos, nos encontramos con la pobreza. Hoy en día - esto es malo para el corazón para decir - hoy en día, la búsqueda de un indigente muerto de frío no es noticia. La noticia de hoy, tal vez, un escándalo. Un escándalo: ah, eso es noticia! Hoy en día, muchos piensan que los niños no tienen que comer no es noticia. Esto es serio, esto es serio! No podemos guardar silencio! Bueno ... las cosas son así. No podemos ser cristianos almidonadas, los cristianos demasiado educado, hablan de cosas teológicas al tomar el té, puede estar seguro. No! Debemos llegar a ser cristianos valientes e ir a buscar a los que están a la carne de Cristo, aquellos que son la carne de Cristo! Cuando voy a confesar - Todavía no puedo, porque para ir a confesar ... que no puedes salir de aquí, pero este es otro problema - cuando fui a confesar en la diócesis antes, y algunos siempre estaba haciendo esta pregunta: "Pero, da limosna? "-" Sí, padre ". "Ah, bueno, bueno." Y le hice dos más: "Dígame, cuando hagas limosna, mirar a los ojos o el que da limosna?" - "Ah, no lo sé, no me he dado cuenta." Segunda pregunta: "Y cuando tú des limosna, toca la mano de la persona a quien da limosna, o lanza la moneda?". Este es el problema: la carne de Cristo, tocando la carne de Cristo, a tomar sobre nosotros el dolor de los pobres. La pobreza, para nosotros los cristianos, no es una categoría filosófica o cultural o sociológica: no, no es una categoría teológica. Yo diría que, tal vez la primera categoría, en que Dios, el Hijo de Dios, se humilló a sí mismo, se hizo pobre por caminar con nosotros en el camino. Y esta es nuestra pobreza: la pobreza de la carne de Cristo, la pobreza que nos trajo el Hijo de Dios por medio de su encarnación. Una Iglesia pobre para los pobres comienza con ir a la carne de Cristo. Si vamos a la carne de Cristo, empezamos a entender algo, ¿entiendes lo que es la pobreza, la pobreza del Señor. Y esto no es fácil. Pero hay un problema que no es bueno para los cristianos: el espíritu del mundo, el espíritu mundano, la mundanidad espiritual. Esto nos lleva a una cantidad suficiente, para vivir el espíritu del mundo, y no la de Jesús La pregunta que usted estaba haciendo: cómo vivir para hacer frente a esta crisis que afecta a la ética pública, el modelo de desarrollo y la política. Dado que esta es una crisis humana, una crisis que destruye a un hombre, es una crisis que despojó al hombre de la ética. En la vida pública, en la política, si no hay ética, una ética de referencia, todo es posible y todo lo que puede hacer. Y vemos cuando leemos los periódicos, como la falta de ética en la vida pública hacer mucho daño a la humanidad.
Me gustaría contarte una historia. Lo he hecho ya dos veces esta semana, pero lo haré por tercera vez con usted. It 's la historia de un midrash de un rabino bíblica del siglo XII. Él cuenta la historia de la construcción de la Torre de Babel y dice que, para construir la Torre de Babel, que era necesario para hacer ladrillos. ¿Qué quiere decir esto? Vaya, mezclar el barro, poner la paja, hacer todo ... y luego al horno. Y cuando se hizo el ladrillo tuvo que ser llevado a cabo, para la construcción de la Torre de Babel. Un ladrillo era un tesoro, por todo el trabajo que se tardó en hacerlo. Al caer un ladrillo, que fue una tragedia nacional, y el trabajador fue sancionado culpable, era tan valioso que si caía un ladrillo era un drama. Pero si un trabajador que cae, no pasó nada, que era otra cosa. Esto sucede hoy: si las inversiones en los bancos caen un poco "... la tragedia ... ¿cómo? Pero si la gente se muere de hambre, si no tienen nada que comer, si no tienes salud, no importa! Esta es nuestra crisis de hoy! Y el testimonio de una Iglesia pobre para los pobres va en contra de esta mentalidad.
La cuarta pregunta: "Frente a estas situaciones, me parece que mi nombre confesar, mi testimonio es tímido y torpe. Me gustaría hacer más, pero ¿qué? Y la forma de ayudar a nuestros hermanos y hermanas, la manera de aliviar su sufrimiento no ser capaz de hacer poco o nada para cambiar su contexto político y social? ".
Proclamar el Evangelio requiere dos virtudes: valor y paciencia. Ellos [los cristianos] que sufren son en la Iglesia de la paciencia. Ellos sufren y hay más mártires hoy que en los primeros siglos de la Iglesia, más mártires! Nuestros hermanos y hermanas. Sufrir! Llevan la fe hasta el martirio. Pero el martirio no es una derrota, el martirio es el rango más alto del testimonio que debemos dar.Estamos en el camino hacia el martirio, pequeños martirios: renunciar a esto, haz esto ... pero estamos viajando. Y ellos, pobrecitos, dan la vida, pero el daño - como hemos escuchado la situación en Pakistán - por el amor de Jesús, dando testimonio de Jesús, el cristiano debe tener siempre esa actitud de mansedumbre, humildad, simplemente la actitud que tienen, confiando en Jesús, confiando en Jesús debe tenerse en cuenta que muchas veces estos conflictos no tienen un origen religioso, a menudo hay otras causas de un afiliaciones sociales y políticas y religiosas, por desgracia, se utilizan como combustible para el fuego. Un cristiano siempre debe ser capaz de responder al mal con el bien, aunque a menudo es difícil. Tratamos de hacer que se sientan, a estos hermanos y hermanas, que estamos profundamente unidos - profundamente unidos! - Para su situación, sabemos que los cristianos están "en el paciente." Cuando Jesús fue a la Pasión, entra en el paciente. Entraron en la paciencia para darlo a conocer a ellos, sino también para darlo a conocer al Señor. Nos preguntamos: orar por estos hermanos y hermanas? Oren por ellos? En la oración de todos los días? No voy a pedir ahora que levante la mano aquel que reza: no. No voy a pedir ahora. Pero pensar así. En la oración de todos los días le decimos a Jesús: "Señor, mira a este hermano, mira a esta hermana que sufre mucho, mucho sufrimiento." Ellos hacen que la experiencia de los límites, sólo el límite entre la vida y la muerte. Y para nosotros, esta experiencia nos debe llevar a promover la libertad religiosa para todos, para todo el mundo! Cada hombre y mujer deben ser libres en su propia religión, sea lo que sea. ¿Por qué? ¿Por qué es que el hombre y la mujer son hijos de Dios
Y por eso, creo que he dicho algo acerca de sus preguntas y pido disculpas si he sido demasiado larga. ¡Muchas gracias! Gracias, y no se olvide nada de una iglesia cerrada, pero una iglesia que sale a la calle, que está en las afueras de la existencia. Que el Señor nos guiará allí. Gracias.

jueves, 16 de mayo de 2013

No compartir con los pobres es robarles y quitarles la vida, Papa Francisco


En su bienvenida a los nuevos embajadores ante la Santa Sede de Kirguistán, Antigua y Barbuda, el Gran Ducado de Luxemburgo y Botswana, el Obispo de Roma pronunció un  discurso que transcribimos y recomendamos leer...

Señores Embajadores

Me alegra acogerlos con ocasión de la presentación de las Cartas que los acreditan como Embajadores extraordinarios y plenipotenciarios de sus respectivos países ante la Santa Sede: Kirguistán, Antigua y Barbuda, el Gran Ducado de Luxemburgo y Botswana. Las amables palabras que me han dirigido y que agradezco profundamente, testimonian que los Jefes de Estado de sus países tienen el anhelo de desarrollar las relaciones de estima y de cooperación con la Santa Sede. Les agradezco que ustedes quieran transmitirles mis sentimientos de gratitud y respeto, asegurando mis oraciones por ellos y por sus conciudadanos.

Señores Embajadores, nuestra humanidad está viviendo en la actualidad como un momento álgido de su propia historia, teniendo en cuenta los avances registrados en diversos campos. Debemos alabar los logros positivos que contribuyen al auténtico bienestar de la humanidad, como por ejemplo en los ámbitos de la salud, de la educación y de la comunicación. Sin embargo, también hay que reconocer que la mayoría de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo siguen viviendo en precariedad cotidiana, con consecuencias funestas. Algunas patologías aumentan, con sus consecuencias psicológicas, el miedo y la desesperación se apoderan de los corazones de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos; la alegría de vivir va disminuyendo; la indecencia y la violencia aumentan; la pobreza se vuelve cada vez más impactante. Se tiene que luchar para vivir, y, a menudo, para vivir sin dignidad. Una de las causas de esta situación, en mi opinión, se encuentra en nuestra relación con el dinero y en nuestra aceptación de su imperio y dominio en nuestro ser y en nuestras sociedades. De este modo, la crisis financiera que estamos viviendo, nos hace olvidar que su primer origen se encuentra en una profunda crisis antropológica ¡en la negación de la primacía del hombre! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32, 15-34) ha encontrado una imagen nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano.

La crisis mundial que afecta las finanzas y la economía parece poner de relieve sus deformidades, y, sobre todo, la grave falta de su orientación antropológica, que reduce al hombre a una sola de sus necesidades: el consumo. Y peor aún, el ser humano es considerado hoy como un bien en sí que se puede utilizar y luego desechar. Esta deriva se verifica a nivel individual y social. Y además ¡es promovida! En este contexto, la solidaridad, que es el tesoro de los pobres, se considera a menudo contraproducente, contraria a la racionalidad financiera y económica. Al tiempo que los ingresos de una minoría van creciendo de manera exponencial, los de la mayoría van disminuyendo. Este desequilibrio proviene de ideologías que promueven la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, negando de este modo el derecho de control de los Estados, aun estando encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone de forma unilateral y sin remedio posible, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y el crédito alejan a los Países de su economía real y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade, una corrupción tentacular y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de poseer se ha vuelto sin límites.

Detrás de esta actitud se encuentra el rechazo de la ética, el rechazo de Dios. ¡Igual como la solidaridad, la ética molesta! Se considera contraproducente; demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder; se ve como una amenaza, porque rechaza la manipulación y el sometimiento de la persona. Porque la ética lleva hacia Dios, que está fuera de las categorías del mercado. Dios es considerado por estos financieros, economistas y políticos, como no manejable, incluso peligroso, ya que llama al hombre a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud. La ética -una ética no ideológica, naturalmente - permite, en mi opinión, crear un equilibrio y un orden social más humano. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los líderes gubernamentales de sus países a considerar las palabras de San Juan Crisóstomo: "No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles sus vidas. No son nuestros los bienes que poseemos, sino suyos" (Homélie sur Lazare, 1, 6: PG 48, 992D).

Queridos Embajadores, sería conveniente realizar una reforma financiera que fuera ética y, a su vez que comportara una reforma económica saludable para todos. Sin embargo, esto requeriría un cambio audaz de actitud de los dirigentes políticos. Les exhorto a que afronten este reto, con determinación y visión de futuro, por supuesto, teniendo en cuenta la naturaleza específica de sus contextos. ¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres; pero el Papa tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promoverlos. El Papa insta a la solidaridad desinteresada y a un retorno de la ética en favor del hombre en la realidad económica y financiera.
La Iglesia, por su parte, siempre trabaja para el desarrollo integral de cada persona. En este sentido, ella recuerda que el bien común no debe ser una simple suma, un simple esquema conceptual, de calidad inferior, añadido a la agenda política. La Iglesia anima a los gobernantes a estar verdaderamente al servicio del bien común de sus pueblos. Exhorta a los dirigentes de las realidades financieras a tomar en consideración la ética y la solidaridad. ¿Y por qué no acudir a Dios para inspirar los propios diseños? Se formará una nueva mentalidad política y económica que ayudará a transformar la dicotomía absoluta entre lo económico y lo social en una sana convivencia.

Por último, saludo con afecto, a través de ustedes, a los Pastores y los fieles de las comunidades católicas en sus países. Les insto a continuar su testimonio valiente y gozoso de la fe y del amor fraternal enseñados por Cristo. ¡No tengan miedo de ofrecer su contribución al desarrollo de sus países a través de iniciativas y actitudes inspiradas en las Sagradas Escrituras! 

Y en el momento en que comienzan su misión, les ofrezco, señores Embajadores, mis mejores deseos, asegurando la cooperación de la Curia Romana para el cumplimiento de su función. Con este fin, de buen grado, invoco sobre ustedes y sus familias y sus colaboradores, la abundancia de las bendiciones divinas.

(Tomado de news.va - Traducción: Eduardo Rubió y Cecilia de Malak)

miércoles, 15 de mayo de 2013

Papa Francisco - Catequesis del Papa sobre el Espíritu Santo


(Texto de la catequesis completa del Papa en italiano)

Queridos hermanos y hermanas, buenos días,

Hoy me quiero centrar en la acción que el Espíritu Santo realiza en la guía de la Iglesia y de cada uno de nosotros a la Verdad. Jesús mismo dice a sus discípulos: el Espíritu Santo "les guiará en toda la verdad" (Jn 16:13), él mismo es "el Espíritu de la Verdad" (cf. Jn 14:17, 15:26, 16:13). Vivimos en una época en la que se es más bien escéptico con respecto a la verdad. Benedicto XVI ha hablado muchas veces de relativismo, es decir, la tendencia a creer que no hay nada definitivo, y a pensar que la verdad está dada por el consenso general o por lo que nosotros queremos. Se plantean estas preguntas: ¿existe realmente "la" verdad? ¿Qué es "la" verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla? Aquí me viene a la memoria la pregunta del procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su misión: "¿Qué es la verdad?" (Jn 18,37.38). Pilato no entiende que "la" Verdad está frente a él, no es capaz de ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios. Y sin embargo, Jesús es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud del tiempo, "se hizo carne" (Jn 1,1.14), que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no te agarra como una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona.



Pero, ¿quién nos hace reconocer que Jesús es "la" Palabra de la verdad, el Hijo unigénito de Dios Padre? San Pablo enseña que "nadie puede decir: “Jesús es el Señor”, si no está impulsado por el Espíritu Santo" (1 Cor 12:03). Es sólo el Espíritu Santo, el don de Cristo Resucitado, quien nos hace reconocer la verdad. Jesús lo define el "Paráclito", que significa "el que viene en nuestra ayuda", el que está a nuestro lado para sostenernos en este camino de conocimiento; y, en la Última Cena, Jesús asegura a sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, recordándoles sus palabras (cf. Jn 14,26).¿Cuál es entonces la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas y en la vida de la Iglesia para guiarnos a la verdad? En primer lugar, recuerda e imprime en los corazones de los creyentes las palabras que Jesús dijo, y precisamente a través de estas palabras, la ley de Dios - como lo habían anunciado los profetas del Antiguo Testamento - se inscribe en nuestros corazones y en nosotros se convierte en un principio de valoración de las decisiones y de orientación de las acciones cotidianas, se convierte en un principio de vida. Se realiza lla gran profecía de Ezequiel: "Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo… infundiré mi espíritu en ustedes y haré que signa mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes”. (36:25-27). De hecho, de lo profundo de nosotros mismos nacen nuestras acciones: es el corazón el que debe convertirse a Dios, y el Espíritu Santo lo transforma si nosotros nos abrimos a Él.

El Espíritu Santo, entonces, como promete Jesús, nos guía "en toda la verdad" (Jn 16,13); nos lleva no sólo para encontrar a Jesús, la plenitud de la Verdad, sino que nos guía "en" la Verdad, es decir, nos hace entrar en una comunión siempre más profunda con Jesús, dándonos la inteligencia de las cosas de Dios. Y ésta no la podemos alcanzar con nuestras fuerzas. Si Dios no nos ilumina interiormente, nuestro ser cristianos será superficial. La Tradición de la Iglesia afirma que el Espíritu de la verdad actúa en nuestros corazones, suscitando aquel "sentido de la fe" (sensus fidei), el sentido de la fe a través del cual, como afirma el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio, indefectiblemente se adhiere a la fe transmitida, la profundiza con un juicio recto y la aplica más plenamente en la vida (cf. Constitución dogmática. lumen Gentium, 12). Probemos a preguntarnos: ¿estoy abierto al Espíritu Santo, le pido para que me ilumine, y me haga más sensible a las cosas de Dios?Y ésta es una oración que tenemos que rezar todos los días, todos los días: Espíritu Santo que mi corazón esté abierto a la Palabra de Dios, que mi corazón esté abierto al bien, que mi corazón esté abierto a la belleza de Dios, todo todos los días. Pero me gustaría hacer una pregunta a todos ustedes: ¿Cuántos de ustedes rezan cada día al Espíritu Santo, eh? ¡Serán pocos, eh! pocos, unos pocos, pero nosotros tenemos que cumplir este deseo de Jesús: orar cada día al Espíritu Santo para que abra nuestros corazones a Jesús.

Pensemos en María que «conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón " (Lc 2,19.51). La recepción de las palabras y las verdades de fe, para que se conviertan en vida, se necesita que se realicen y crezcan bajo la acción del Espíritu Santo. En este sentido, debemos aprender de María, reviviendo su "sí", su total disponibilidad para recibir al Hijo de Dios en su vida, que desde ese momento la transformó. A través del Espíritu Santo, el Padre y el Hijo establecen su morada en nosotros: nosotros vivimos en Dios y para Dios. ¿Pero nuestra vida está verdaderamente animada por Dios? ¿Cuántas cosas interpongo antes que Dios?Queridos hermanos y hermanas, tenemos que dejarnos impregnar con la luz del Espíritu Santo, porque Él nos introduzca en la Verdad de Dios, que es el único Señor de nuestra vida. En este Año de la Fe preguntémonos si en realidad hemos dado algunos pasos para conocer mejor a Cristo y las verdades de la fe, con la lectura y la meditación de las Escrituras, en el estudio del Catecismo, acercándonos con asiduidad a los Sacramentos. Pero preguntémonos al mismo tiempo cuántos pasos estamos dando para que la fe dirija toda nuestra existencia. No se es cristiano "según el momento", sólo algunas veces, en algunas circunstancias, en algunas ocasiones; ¡no, no se puede ser cristiano así! ¡Se es cristiano en todo momento! Totalmente.

La verdad de Cristo, que el Espíritu Santo nos enseña y forma parte para siempre y totalmente de nuestra vida cotidiana. Invoquémosle con más frecuencia, para que nos guíe en el camino de los discípulos de Cristo. Invoquémosle todos los días, hagamos esta propuesta: cada día invoquemos al Espíritu Santo. ¿Lo harán? No oigo, eh, todos los días, eh! Y así el Espíritu nos llevará más cerca de Jesucristo. Gracias.

Tomado de news.va (Traducción de Eduardo Rubió)