lunes, 31 de diciembre de 2012

El abrazo de la Madre, la bendición de Dios


El centro de la primer lectura de la fiesta de Madre de Dios es la llamada bendición de Aarón que dice así: "Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz."


Es interesante ver que la liturgia de la Palabra comienza con una bendición y eso llevó a contemplar a la Virgen, nuestra Madre como una bendición...

María es el regalo del Señor que nos trae la bendición y la protección. Humanamente la experiencia más profunda de protección es el abrazo, el beso en la frente y la caricia de la Madre. Es el refugio natural de cualquier de nosotros, y es María el refugio natural del hombre peregrino.

Ella es el rostro resplandeciente que brilla y le saca la tristeza al nuestro. ¡Cómo cambian los rostros cuando nos sonríe mamá, cuando nos muestra su gracia, es decir, toda esa vida interior que desborda en los gestos de amor cotidianos!

Ese rostro concede paz, libera de las esclavitudes, nos invita a la libertad.

María, Madre de Dios, tu abrazo es la bendición de Dios.

Madre Santísima cuida la obra de Dios, que somos tus hijos...


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