Comparto un artículo de mi autoría que se publicó en el suplemento de "Crónicas de la fe" que se publicó hoy jueves 11.
A las 2.30 de la mañana estábamos celebrando
la misa en la plaza de Luján, frente a la Basílica y me surgió este deseo "dejarme mimar y mirar por la Madre”.
Eso es en el fondo lo que más necesita nuestro corazón y lo que cientos de
miles de hombres y mujeres van a buscar a Luján.
En la previa a la peregrinación
los medios habían comentado que cerca de 800.000 personas se iban a centros
turísticos, y yo pensaba cuantos también iremos a visitar a la Virgen, ¡y no de
turismo!
A diferencia de otras “noticias”, lo que va sucediendo a lo largo del
sábado y el domingo es distinto: es una noticia que va conviviendo con otras
noticias.
Yo la llamaría “buena noticia” es decir “Evangelio”. A diferencia de
otras la misma no resaltan peleas, muertos o heridos; no hay discusiones
políticas ni es un tema de la farándula; es solo algo de gente “común”. Cientos
de “anónimos” que van cantando, rezando y pidiendo sabiendo que para “Alguien”
no son “anónimos”, sino que tienen un nombre concreto: el nuestro (el tuyo y el
mio).
¿No es impresionante ver una marea de hombres y mujeres, jóvenes y
adultos, que van uniendo Liniers con Luján a lo largo de Rivadavia y la vieja
ruta 7?
Caminantes que no son movidos
por intereses políticos ni económicos, es el Pueblo que camina. Hermanos que
van a pedir, agradecer, rezar, llorar y reír. Llevan el corazón y el de los
suyos, la fragilidad de sus pies junto a los dolores de sus familiares y
amigos, agradecen el trabajo y piden por los que no tienen, bendicen al Señor
por la salud y la pide por los que padecen la enfermedad.
Para la cultura de lo útil en
la que vivimos, es improductivo caminar. Para la cultura materialista
peregrinar es pura gratuidad que cachetea; al mundo autosuficiente le cuesta
entender la confianza y la humildad de pedir ayuda.
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