Desgrabación de las palabras que dirigió a los jóvenes
el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Mario Aurelio Poli
en el marco de la 24º Marcha Juvenil de Corpus Christi.
Queridos jóvenes, chicos
y chicas:
A mí se me ocurre que estoy viendo uno de los más lindos y bellos rostros de la
Iglesia que es la Iglesia joven. Ustedes. (aplausos)
El otro rostro es de los niños. Es también una Iglesia que se refleja en su
pureza. También el rostro de los ancianos, nuestros viejos. Vamos todos al
Corpus.
El Corpus es un encuentro con Jesús resucitado. Hay que disponer el corazón
como Jesús que quiere tocarlo y convertirlo.
Antes de ayer, el Papa, en Roma, puso un acento que va a hacer eco en el corazón
de ustedes: nos llama a ser más solidarios todavía para que este tiempo que es
tan duro en muchos hombres y mujeres, duro por la indiferencia, nosotros
pongamos la solidaridad.
Esta palabra que es humana pero que también es del Evangelio. Seamos solidarios
y crezcamos en la solidaridad.
Jesús hoy, partiendo el pan, quiere que nos alimentemos con la alegría de la
fe, de una fe joven, y con el entusiasmo, el empuje de Dios en nuestro corazón,
la buena noticia de Jesús.
Y uno de los gestos que llega hasta el corazón de los demás es la solidaridad.
La solidaridad gratuita, generosa, como ustedes saben hacerlo.
Acompañados de María y de Jesús, vamos a dilatar el corazón con mucha alegría.
Dejen entrar a Jesús y su Evangelio. La Virgen sabe cómo llevarnos a Él.
Que Dios los bendiga a todos. Nos encontramos con ustedes porque voy a ir
caminando [hasta la Catedral]. Que Dios les disponga el corazón y la Virgen sea
el cariñoso consuelo que necesitan para ustedes y sus familias.
Que el Señor los bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén. (aplausos)
Plaza Lorea
Buenos Aires
1 de junio de 2013
Buenos Aires
1 de junio de 2013
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