El texto
no está en español, una pequeña síntesis… Gracias Vanesa Grosso
En el evento “La Iglesia por la Escuela”, organizado en la tarde del 10 de mayo por
la Conferencia Episcopal Italiana, el Papa Francisco se reunió con más de 300 mil
personas, entre estudiantes, profesores y padres de familia,
a quienes les recordó que la misión de la escuela es desarrollar el sentido de
lo verdadero, del bien y lo bello.
En su mensaje a los cientos de miles de asistentes, el
Santo Padre señaló que “la misión de la escuela es desarrollar el sentido de lo
verdadero, el sentido del bien y el sentido de lo bello. Y esto ocurre a través
de un camino rico, hecho por tantos ‘ingredientes’. ¡Es por esto del por qué
existen tantas disciplinas!”.
“Porque el desarrollo es fruto de diversos elementos que
actúan juntos y estimulan a la inteligencia, a la consciencia, a la
afectividad, al cuerpo, etcétera. Por ejemplo, si estudio esta Plaza, la Plaza
de San Pedro, aprendo cosas de arquitectura, de historia, de religión, también
de astronomía – el obelisco recuerda al sol, pero pocos saben que esta plaza es
también un gran meridiano”.
Así, dijo, “cultivamos en nosotros lo verdadero, el bien y
lo bello; y aprendemos que estas tres dimensiones no están jamás separadas,
sino siempre entrelazadas. Si una cosa es verdadera, es buena y es bella; si es
bella, es buena y es verdadera; y si es buena, es verdadera y es bella. Y estos
elementos juntos nos hacen crecer y nos ayudan a amar la vida, también
cuando estamos mal, también en medio a los problemas. ¡La verdadera educación
nos hace amar la vida y nos abre a la plenitud de la vida!”.
El Papa señaló que este evento “no es en ‘contra’, ¡es
‘por’! No es un lamentarse, ¡es una fiesta! Una fiesta por la escuela”.
“Sabemos bien que hay problemas y cosas que no funcionan,
lo sabemos. Pero ustedes están aquí, nosotros estamos aquí porque amamos la
escuela. Digo ‘nosotros’ porque yo amo la escuela, la he amado como alumno,
como estudiante y como maestro. Y luego como Obispo. En la Diócesis de Buenos
Aires encontraba a menudo al mundo de la escuela, y hoy les agradezco por haber
preparado este encuentro, que no es de Roma sino de toda Italia. Les agradezco
mucho por esto. ¡Gracias!”.
El Santo Padre recordó que “tengo la imagen de mi primera
maestra, aquella mujer, aquella maestra que me recibió a los seis años, al
primer nivel de la escuela. Nunca la olvidé. Ella me hizo amar la escuela. Y
luego he ido a encontrarla durante toda la vida hasta el momento en que
falleció, a los 98 años. Y esta imagen me hace bien. Amo la escuela porque
aquella mujer me enseñó a amarla. Este es el primer motivo por el que amo la
escuela”.
“Amo la escuela porque es sinónimo de apertura a la
realidad. ¡Al menos así debería ser! No lo es siempre, y entonces quiere decir
que es necesario cambiar un poco. Ir a la escuela significa abrir la mente y el
corazón a la realidad, a la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones. ¡Y
nosotros no tenemos derecho de tener miedo de la realidad!”.
Francisco señaló que “la escuela nos enseña a entender la
realidad. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad,
en la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones ¡Y esto es bellísimo!”.
“En los primeros años se aprende a 360 grados, luego poco a
poco se profundiza hacia una dirección y finalmente se especializa. Pero si uno
ha aprendido a aprender - y este es el secreto, ¿eh?, ¡aprender a aprender!-
esto le queda para siempre, permanece una persona ¡abierta a la realidad!”.
El Papa indicó que “los maestros son los primeros que deben
permanecer abiertos a la realidad - he escuchado los testimonios de sus
maestros; me ha dado gusto sentirlos tan abiertos a la realidad ¡con la mente
siempre abierta a aprender!”.
“Sí, porque si un maestro no está abierto a aprender, no es
un buen maestro, y ni siquiera es interesante; los muchachos lo perciben,
tienen ‘olfato’, y son atraídos por profesores que tienen un pensamiento
abierto, ‘inconcluso’, que buscan ‘algo más’, y así contagian esta actitud a
los estudiantes. Este es uno de los motivos por el que amo la escuela”.
El Santo Padre aseguró también que “la escuela es un lugar
de encuentro. Porque todos nosotros estamos en camino, ¿eh? Poniendo en marcha
un proceso, activando una vía. Y he escuchado que la escuela -todos lo hemos
escuchado hoy- no es un estacionamiento, ¿eh? es un lugar de encuentro en el
camino”.
“Y nosotros hoy tenemos necesidad de esta cultura del
encuentro, ¿eh? para encontrarnos, para conocernos, para amarnos, para caminar
juntos. Y esto es fundamental precisamente en la edad del crecimiento, como un
complemento a la familia”.
La familia, dijo el Papa, “es el primer núcleo de
relaciones: la relación con el padre y la madre y los hermanos es la base, y
nos acompaña siempre en la vida. Pero en la escuela nosotros ‘socializamos’:
encontramos personas diferentes a nosotros, diferentes por edad, por cultura,
por proveniencia, por capacidades diferentes”.
“La escuela es la primera sociedad que integra a la familia.
La familia y la escuela ¡jamás van contrapuestas! Son complementarias, y por lo
tanto es importante que colaboren, en el respeto recíproco”.
“Y las familias de los chicos de una clase pueden hacer
mucho colaborando juntas entre ellas y con los maestros. Esto hace pensar en un
proverbio africano que dice: ‘Para educar a un hijo se necesita a todo un
pueblo’. Para educar a un muchacho se necesita mucha gente: familia, escuela,
maestros, todos, todos, personal asistente, profesores, ¡todos! ¿Les gusta este
proverbio africano? ¿Les gusta? Digámoslo juntos: ¡Para educar a un hijo se
necesita a todo un pueblo!, ¡juntos! ¡Para educar a un hijo se necesita a todo
un pueblo! Piensen en esto, ¿eh? Piensen”.
Francisco aseguró luego que “también amo la escuela porque
nos educa a lo verdadero, al bien y a lo bello. Las tres cosas van juntas, ¿eh?
La educación no puede ser neutra. O es positiva o es negativa; o nos enriquece
o nos empobrece; o hace crecer a la persona o la deprime, incluso puede
corromperla”.
“Y en la educación es muy importante lo que también hemos
escuchado hoy: ¡siempre, es mejor una derrota limpia que una victoria sucia!
¡Recuérdenlo! Esto nos hará bien durante toda la vida. Digámoslo juntos:
siempre es mejor una derrota limpia que una victoria sucia. ¡Todos juntos! ¡Siempre
es mejor una derrota limpia que una victoria sucia!”.
Al finalizar su mensaje, el Santo Padre expresó que “en la
escuela no solamente aprendemos conocimientos, contenidos, sino que aprendemos
costumbres y también valores. Juntos. Se educa para conocer tantas cosas, o sea
tantos contenidos importantes, para tener ciertas costumbres también para
asumir los valores. Y esto es muy importante”.
“Les deseo a todos ustedes, padres de familia, maestros,
personas que trabajan en la escuela, estudiantes, les deseo un hermoso camino
en la escuela, un camino que haga crecer, que haga crecer las tres lenguas, que
una persona madura debe saber hablar: la lengua de la mente, la lengua del
corazón y la lengua de las manos”.
“Pero con armonía, o sea pensar aquello que tú sientes y
aquello que tú haces; sentir bien aquello que tú piensas y aquello que haces; y
hacer bien aquello que tú piensas y aquello que tú sientes. ¡Las tres lenguas,
en armonía y juntas!”.
El Papa Francisco concluyó pidiéndole a los presentes que
“por favor ¡no nos dejemos robar el amor por la escuela! ¡Gracias!”.
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