El martes a las 7 de la mañana me confirmaban que había posibilidad
de ir a la Audiencia Papal y estar en el saludo final (el llamado besamanos).
Llegamos temprano y vimos como la plaza se llenaba.
La gente dándoles la bienvenida en la recorrida que hace por
San Pedro, pasando por todos y cada uno de los sectores saludando a los
peregrinos en el Papamóvil casi por 30 minutos.
Luego de la catequesis, los saludos y la bendición sobre
todos y los objetos que llevábamos empezó el saludo personal.
En primer lugar a los enfermos. En sillas de ruedas, en
comunidades de centros de atención, uno por uno.
Luego a los niños que se
acercaron.
Los saludos sigueron con un grupo de peregrinos de
diferentes países y muchas parejas de novios (con traje de novia y todo). Por
último los argentinos.
Era un grupo grande. Por ser de los de última hora nos había
tocado con mamá casi en el último lugar.
Durante los saludos y la bendición había comenzado a lloviznar.
En el momento del saludo nuestro se largó con todo. Preparamos el mate. Ya
habían pasado más de una hora y el papa seguía saludando.
Y éramos los últimos y quedamos solos con él. Cara a cara
con un mate en la mano.
La verdad que nos sorprendió (junto a mi madre) este regalo
de poder estar tan cerca del Papa Francisco.
Hace casi un año que no nos
veíamos y al saludarnos lo primero que dijo es “Javier, como está la parroquia”.
La delicadeza de siempre. El cariño de siempre. Y aceptando
el mate como cuando nos visitaba.
El mismo hombre de siempre con su sencillez y calidez, quizá
tomando en el mismo mate que compartíamos cuando venía a Madre de Dios.
La misma generosidad y ternura para con mi madre.
Emocionante (incluso cuando lo escribo).
Gracias Señor por este regalo de estar con Francisco, con el
que hace poco menos de un año nos habíamos despidió –antes del conclave- diciéndome
que nos veíamos a la vuelta.
Gracias Señor por este regalo para la Iglesia y porque sigue
siendo el mismo de siempre, con el regalo de la “gracia de estado”.
Gracia por este pastor bueno que tanto bien nos hace a
todos.
Al regalarnos la bendición nos pidió que la hagamos llegar a
todos.
Dios nos bendice por medio del Papa.
Y como siempre me dijo, como nos decía a todos, que rezáramos
por él.
Rezamos por vos, Francisco, y que el Señor bendiga tu ministerio
y la Virgen te cuide.
Felicitaciones Padre, desde mi lugar como adicto en recuperación y miembro de Narcóticos Anónimos le doy las gracia por dejarnos funcionar en la iglesia Madre de Dios, mucha suerte y buenas 24 con fe y esperanza. Alejandro
ResponderEliminarQue regalo maravilloso de Dios! Un beso!
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